Un problema que he
tenido siempre muy presente es el del pasillo. Los pasillos de este
centro son muy estrechos en relación con el número de alumnos.
Entre clase y clase es imposible no tropezar con dos personas como
mínimo y, por su fuera poco, los más recientes en el centro, es
decir, los alumnos de primero, tienen la costumbre de estar
continuamente pegándose y corriendo por los pasillos, cosa que me
fastidia muchísimo. El “pasillo del terror” es el de la primera
planta, y no recibe este curioso nombre por las asignaturas que dan
en él, sino por lo complicado que es pasar de una punta a la otra.
Sin ir más lejos, hace dos semanas, en la esquina de esta planta, se
formó un pelotón de gente y era prácticamente imposible moverse y,
cómo no, no falta la gente que acostumbra a empujar, creyendo que
así va a conseguir alguna cosa. Me provocó tal situación de
asfixia que, cuando pasa algo así, me espero a un lado a que toda la
gente pase. Me gustaría que, de una forma u otra, el instituto
pudiera arreglar esta situación o mejorar el problema.
No es el pasillo del terror, pero por poco. |
En el tiempo que llevo
en este centro, he podido observar algunos defectos y algunas cosas
buenas que tiene el instituto. El horario, en mi opinión, es uno de
los defectos. Pasamos muchas horas en el instituto sin descanso, así
que , ya que no nos van a suprimir una clase, podrían poner dos
patios, cada dos horas de clase, ya que nuestra capacidad de atención
es de 45 minutos y, sin nombrar a nadie, hay profesores que se pasan
55 minutos hablando, que no nos hace falta ni abrir el libro. Esto no
es bueno, porque hay gente a la que le resulta imposible tomar
apuntes en clase o evitar dormirse, claro. Yo creo que con dos patios
esto se arreglaría.
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